Harold Rudolph Foster (1892-1982) nació en la ciudad costera de Halifax (Canadá) y murió en EE UU, 90 años más tarde. Los años de su juventud los pasa en contacto con la naturaleza en actividades como la caza o la pesca, habiendo sido ocasionalmente minero. Pero aparte de esas actividades tan físicas, siente desde sus primeros años la pasión por el dibujo iniciándose en esta actividad como un paisajista aficionado y autodidacta, consecuencia directa de su estrecho contacto con el entorno ambiental de su juventud, Canadá, tanto en su costa atlántica, como en el interior (Winnipeg).

Tras estos años de libertad, escoge como oficio el dibujo, trabajando como ilustrador comercial de catálogos de venta por correspondencia. Su hasta entonces intensa biografía se serena con la llegada a los EE UU, en donde se gradúa en escuelas de arte de Chicago, y comienza a trabajar en la agencia de publicidad Campbell-Ewald de Detroit. Su actividad como historietista la inicia en 1929, y prácticamente no la abandonaría hasta su muerte. Fue uno de los más grandes mitos de la historia del cómic, cuenta en su trayectoria con el hecho de haber dibujado dos de los más destacados personajes de la Edad de Oro: Tarzán y El Príncipe Valiente.

Puede decirse de él que dispuso de la oportunidad de “vivir el éxito de su propia inmortalidad en plena vida”. Desarrolló el Príncipe Valiente en forma de novelario, en una dilatada narración de las andanzas del protagonista. Gravita sobre él la maldición de la bruja Horrit, que le predice una vida azarosa y llena de aventuras... aventuras que el propio Don Quijote hubiese querido imitar.

A principios de 1929, Foster ilustró una adaptación para la prensa de Tarzán de los monos, de Edgar Rice Burroughs.

El propio Burroughs le elegiría, dos años más tarde, para llevar al cómic su personaje. Pero Foster nunca se sintió realmente identificado con Tarzán. Sin embargo, su trabajo ya había atraído la mirada de William Randolph Hearst, que le ofreció crear una serie especialmente para él, pero Foster quería realizar la suya propia. Comenzó a trabajar en ella mientras aún dibujaba Tarzán. El resultado fue Derk, Son of Thane, rebautizada por John Connolly, presidente de King Features Sindícate, como Prince Valiant. Foster dibujaría El Príncipe Valiente hasta el 16 de mayo de 1971 en que lo dejó, prácticamente, en manos de John Cullen Murphy.

Harold R. Foster puso en El Príncipe Valiente toda su fascinación por las leyendas medievales. Plasmó su amor por el detalle en el cuidadoso dibujo de los vestidos, las armas y la arquitectura. Finalmente hizo que ese personaje fuera todo lo que a él le hubiera gustado ser.

Hay quien la considera más una novela ilustrada que un cómic. Texto e imagen se complementan totalmente, y la perfección de su dibujo sólo se encuentra justa equivalencia en sus depurados textos. Lo cierto es que, más de cincuenta años después de su creación, El Príncipe Valiente aún conserva toda la frescura de sus principios.
Su jubilación se produjo en la página del 10 de febrero de 1980, falleciendo dos años más tarde, el 25 de julio de 1982.